Si un libro puede ser un rayo fulminante, un tsunami, un terremoto, eso es Eisejuaz. Leer esta novela es internarse en los impenetrables del lenguaje y salir al claro, gracias a la guía de Sara Gallardo, en estado de transformación.
Eisejuaz cuenta la historia de Lisandro Vega, un indígena mataco de nombre Eisejuaz en quien recaen, como en una tragedia griega, todos los males: la envidia de sus pares, la muerte de su compañera, la enfermedad, la pérdida de la cultura y la memoria de su pueblo, la explotación, la vergüenza. En su discurso, atravesado por el imaginario cristiano y la retórica misional tanto como por la cosmovisión de los pueblos originarios de la región chaqueña, los bichos del monte son mensajeros del Señor que traen buenos y malos augurios que se cumplen con la puntualidad de los sucesos míticos y la obscenidad de los procesos de extracción y expoliación.
Tan desoladora como inmensamente sabia, Eisejuaz fue un punto de inflexión en la narrativa de Sara Gallardo. La publicó en 1971, dos años después de su viaje al Chaco salteño.
Hoy, ya convertida en clásico de la literatura argentina, resulta una lectura indispensable.